Algo salvaje

Algo salvaje. Something Wild. Jonathan Demme. 1986

salvaje2Esta excepcional película, es una clase acabada de cine moderno. Desde lo formal es un cruce de géneros lleno de originalidad. El filme empieza como una comedia disparatada, con una Melaine Griffith desatada, bellísima y encarnando a Lulu (luego Audrey), una mujer desbordante de vitalidad a la vez que rodeada de misterio.

Como gran parte de la acción transcurre en rutas llenas de escalas, por medio de las cuales los personajes van haciendo avanzar la historia, la película tiene mucho de las road-movie.
La música está por todos lados, y casi siempre es música diegética (lo que escuchan los espectadores, es lo mismo que escuchan los personajes). Las canciones expresan el sentir de la época y de los protagonistas. Música que surge de las radios de los autos, en los bailes, en la calle con un grupo de raperos en una estación de servicio, y hasta en el final, ya que mientras se muestran los créditos, Sister Carol interpreta «Wild Thing» quizás el tema central del filme. Son innumerables las escenas donde es posible escuchar canciones, lo que demuestra que Demme es un gran amante de la música popular de su país, sin despreciar ningún género.
A medida que el filme avanza, se va poniendo más y más negro, convirtiéndose en un típico thriller con buenas dosis de suspenso y acción. Durante el devenir del relato, pero sobre todo al final, «Algo salvaje» torna en un romance, donde los personajes principales, ya cambiados por las duras experiencias vividas, buscan concretar el amor que fue afianzándose durante todo el desarrollo de la historia. Lo más deslumbrante, es que Demme va haciendo estos cambios de géneros, sin que se note por parte del espectador, logrando un relato fluido, sin saltos abruptos en su tono. Pero más importante aún es que los géneros elegidos para cada sección del filme, parecen ser los más apropiados a la historia que se está contando. No es un simple collage de estilos, sino una confluencia de formas que resultan pertinentes para cada etapa, y de allí la aparente invisibilidad de los cambios.

En cuanto a la historia en sí, y sin entrar en detalles, Demme construye personajes ricos en matices, complejos, donde la interacción de los mismos va haciéndolos crecer en lo afectivo y sin que ellos se den cuenta, van adquiriendo formas de mirar y practicar la vida, tomadas de la contraparte. Lulu o Audrey y Charles (Jeff Daniels), de a poco, dejan el vértigo del inicio, y se vuelven personas más sabias,  capaces de perdonar y sin por ello frustrar el amor que se prodigan. Hay una influencia mutua, ya que Lulu es una mujer con una existencia cargada de adrenalina, pero bastante solitaria y con un futuro incierto. Charles, que al principio se muestra ordenado, meticuloso y con un proyecto de vida bien claro, se da cuenta que sin una dosis de locura, su forma de existir se torna monótona, previsible y aburrida. Esta metamorfosis de los personajes, no requiere de largos discursos, sino que se hace a base de puras imágenes, diálogos cortos pero certeros y mucha acción. Todos estos elementos, surgen mientras los protagonistas llevan una vida juntos que se enriquece con las numerosas peripecias.
“Algo salvaje” es un gran ejemplo de buen cine, que plasma una historia y personajes inolvidables, porque sabe encontrar las formas apropiadas para construirlos.

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