Ciudad 24, de Jia Zhang-ke, China, 2008
Jia es el cineasta del desconcierto doloroso. Cambios monumentales ocurren en China y su mirada retrata con precisión y sensibilidad el mundo que está desapareciendo. En “Ciudad 24”, esa extinción se evoca en los testimonios de un gran número de personajes que rememoran un pasado muchas veces cruel, doloroso pero también con momentos de felicidad. La nostalgia del mundo del trabajo, de cómo lo obtuvieron, qué saberes incorporaron y cuantos afectos desarrollaron, se expresa en los gestos y las miradas. Tanto en el recuerdo del dolor como en el repaso de los tiempos felices, los testimonios logran transmitir con intensidad las emociones de sus personajes.
Al revés de lo que soñaba Marx, el socialismo no resultó una instancia histórica para ir reduciendo la esclavitud del trabajo. Al contrario, en China al igual que en otras economías llamadas socialistas, pasaron a ser héroes los que más trabajaban. La centralidad del trabajo en la vida de las personas, acicateada por la propaganda oficial y el sistema educativo chino, revelan que el supuesto socialismo no venía a liberarlos de esa esclavitud, sino a imponerla con un nuevo nombre. Entonces, surge como lógico que las historias de vida que se cuentan, broten a partir del trabajo o relacionadas con él. Incluso, en la más trágica de esas historias, la de la mujer que cuenta el extravío de su hijo de apenas 3 años, en una parada del barco en que viajaban, su traslado era por motivos de trabajo.
Casi todos los entrevistados lloran. Es que cuentan anécdotas trágicas o al menos tristes de su vida personal. Las historias de vida van emergiendo a partir de su status de trabajadores de la fábrica, pero derivan hacia otros ámbitos. Así, se van presentando temas como la amistad, el amor, la locura, la culpa, las relaciones familiares, o las diferencias generacionales.
Pero si Jia se limitara solo a grabar con su cámara los relatos, no pasaría de un cineasta mediocre. Hay una variable clave que hace que su cine destaque, y eso no es otra cosa que la manera de retratar el espacio y de conjugarlo con el tiempo atrapado en las palabras de los protagonistas. Jia logra con maestría, filmar en una misma toma los rostros y las palabras en un primer plano, y al mismo tiempo, en el fondo del plano, las construcciones nuevas, inmersas en una atmósfera brumosa, que resultan impersonales, y tan parecidas a miles y miles de edificios que encontramos en cualquier urbe moderna. Esto es evidente en la secuencia del último personaje, el de la vendedora.
A pesar de que viven en países muy distantes uno del otro y sus estilos son diferentes, hay puntos de contacto entre el filme de Agüero, “Aquí se construye” y “Ciudad 24” de Jia. Ambos parecen preocupados por problemas similares, aunque lo reflejan cada uno a su modo.
El tiempo que se fue, se transmite por los relatos. Es una memoria oral. En cambio, el espacio urbano que se contamina, con las fábricas que se cierran y se demuelen, quedará en el recuerdo como pura imagen, sin palabras que las puedan nombrar.
Cuando Jia filma los espacios dentro de la fábrica, la cámara se mueve en forma morosa, con suaves travellings laterales, que permiten al espectador no perder detalle de la escenografía que se está extinguiendo.
La tecnología utilizada en la fábrica asoma como precaria y peligrosa. Las rutinas agobiantes, muestran, que no es precisamente el trabajo creativo lo que abunda en China.
El autoritarismo en la toma de decisiones en la fábrica, es absoluto. A los trabajadores los vemos juntos solo cuando se deben notificar de las transformaciones en la empresa o cuando se dedican a cantar las canciones oficiales. Pero cuando hay que decidir sobre qué fabricar, con cuantos trabajadores, o en que lugar, todo se decide sin la participación de los obreros. La democracia socialista no asoma por ningún lado.
Es interesante como los personajes expresan un discurso contrastante según la generación a la que pertenecen. Los de mayor edad, que vivieron gran parte de su vida bajo las formas de la economía llamada socialista, impregnan su discurso de una fuerte carga emotiva. Los más jóvenes, representados por la vendedora, centran su relato en los logros y beneficios económicos. Al menos en China, y bajo la mirada de Jia, la batalla ideológica a favor de los valores del capitalismo parece ganada.
Link IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1103963/