Morir como un hombre, de Joao Pedro Rodrigues, Portugal, 2009
(Proyectada el 01/10/2010 en el Seminario “El ojo soberano” dirigido por Roger Koza, en la ciudad de Córdoba, Argentina)
Retrato de una sociedad invertida
Debe haber pocas películas que adopten un punto de vista tan coherente en su puesta en escena. Es que no hay dudas que el director Joâo Pedro Rodrigues está con Tonia (el personaje principal). Mira al mundo con sus ojos, y lo hace de una manera pasional, desbordada. Se trata de un verdadero melodrama.
Es de esas películas que parecen agarrarnos de las solapas, y abofetearnos para que tomemos conciencia de la existencia de un mundo al que ignoramos o miramos de costado. Es que podrá haber muchas personas que se declaren progresistas y manifiesten el respeto por los derechos de los transexuales, pero debe haber muy pocas que comprendan sus sentimientos. Para todas, tolerantes e intolerantes, es una gran lección el visionar esta película.
Los interpretes de todos los papeles en que aparecen transexuales, lo son en la vida real. Esta es otra muestra de la coherencia de la puesta en escena y la identificación del director con esta minoría.
El contraste de personalidades es bien marcado. Mientras todos los transexuales muestran una sensibilidad sobresaliente, manifestando su ternura y tolerancia a cada paso, alejados de todo tipo de violencia, la mitad de los hombres (heteros y bisexuales) son agresivos e indolentes. Es el retrato de una sociedad invertida, donde los transexuales encarnan los mejores valores humanos.
No obstante, no hay ninguna simplificación en el retrato de los protagonistas. La angustia de Tonia es a la vez contagiosa y compleja, y se basa en gran parte en el permanente bascular entre su cuerpo de hombre y sus deseos de asumirse como mujer. Este conflicto respecto a su identidad sexual, se muestra en detalles llamativos: el uso permanente de zapatos con tacos altos, aún en los lugares y momentos más inapropiados, como por ejemplo el paseo por el bosque.
Un hecho extremadamente curioso es que no aparece ninguna mujer en toda la película. ¿Será un problema de misoginia del director? No lo creemos. Pero es un misterio a develar.
La escena en que un médico ilustra a su paciente sobre la forma en que se hará una operación de cambio de sexo, debe estar entre las más creativas de la historia del cine. Es que recurrir a la práctica del plegado en papel para explicar como un pene se transforma en vagina, es desopilante y seguramente no se encuentra en ningún libro donde se enseñe esta técnica (la del plegado). Esta escena es un muy buen ejemplo, de como el cine puede y debe hablar a través de las imágenes.
El final es uno de los cierres más emotivos que se recuerden y hace que el espectador no quiera abandonar la sala de proyección por un buen rato, evocando, una y otra vez, los versos y la música de la canción que interpreta Tonia.
Link IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1424361/