La danse – Le ballet de l’Opéra de Paris, Frederick Wiseman, Francia | EEUU, 2010
Un retrato del mundo del trabajo. Pero de un trabajo muy particular: aquel que se lleva a cabo en esa especie de “fábrica cultural” que es el edificio de la Opera de Paris, donde se alberga el ballet que da título a la película.
Asistimos al trabajo de bailarines, coreógrafos, modistos, escenógrafos, directivos y encargados de marketing. Pero el mayor tiempo está dedicado a los dos primeros. La labor del director en la búsqueda de obreros relacionados de un modo u otro a la Opera, lo lleva al extremo de retratar a un apicultor que cuida de sus abejas en los techos del famoso edificio.
La cámara de Wiseman, muestra de modo sereno, el trabajo meticuloso que realizan bailarines y coreógrafos para dar forma final a una obra de ballet. Sigue las numerosas repeticiones que a veces son necesarias, para afinar los detalles de una pieza, y no cae en el facilismo de agilizar una escena cortándola antes que el ensayo termine.
Es notable la manera en que Wiseman inserta planos del edificio de la Opera. Algunos son tomas en exteriores del inmueble en distintos grados de aproximación, pero en cada plano la cámara está fija, como si se tratara de sacar una foto mas que de filmar una escena. Esta forma de capturar la magnificencia del edificio, ayuda a potenciar la belleza arquitectónica del mismo. Cuando las tomas son en interiores, Wiseman se concentra en espacios vacíos, como una especie de descanso de los ensayos, para la mirada del espectador del documental. Estas tomas son sumamente eclécticas. Vemos desde las cañerías de agua en sótanos derruidos e inundados donde hasta podemos encontrar peces vivos, pasando por la exhibición de la belleza del decorado en sectores accesibles al público.
Es llamativo que en ningún momento se muestra a los espectadores del teatro, apenas se los sugiere dejándolos fuera de campo. Es como si Wiseman no quisiera perturbar la intimidad de los ensayos, ni siquiera a través del trabajo del montaje. Vemos casi siempre las obras en preparación, pero cuando asistimos a su presentación definitiva, la cámara de Wiseman se coloca entre bambalinas, como un trabajador más, y nunca asume el punto de vista del espectador, sino de los trabajadores del teatro.
Otro hecho destacable es que Wiseman, registra con una cámara fija el trabajo de los bailarines. No hay labor de montaje que intercale varios planos, como suele ser habitual en la televisión, cuando se presenta un espectáculo artístico y es común que los actores sean tomados en distintos planos, y diferentes ángulos por múltiples cámaras. Pero esta dinámica no produce sino más fascinación y hace que transcurran rápido las dos horas y medias que dura la versión de la película que vimos. Wiseman tiene aprecio por los bailarines retratados y cree en la potencia y belleza de su trabajo, de modo que la cámara no tiene que “ayudar” en la captura de la atención del espectador. Es una muestra de respeto por el que mira y por los que son mirados.
Link IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1500496/