Photographic Memory. Ross McElwee. EEUU. 2011
Hay dos ejes principales a través de los cuales se puede abordar esta película. Una es la forma en que el director filma a sus allegados y su entorno. La otra tiene que ver con el fuera de campo, con la forma en que él mismo se vincula con estas personas, mediado casi siempre por una cámara. Queda en evidencia, cómo esta forma de participación en el filme, define la película y lo define a él como persona y personaje. En este último aspecto, pienso: ¡qué extraña es la vida de alguien que pone en el medio de sus relaciones entre él y las otras personas una filmadora! Es que la vida del director hubiera sido otra si no hubiera tenido una cámara. No solo porque se hubiesen perdido los registros de su vida pasada, sino, y más importante, porque su forma de relacionarse con el prójimo hubiera sido radicalmente distinta. Tomemos como ejemplo la escena en que su hijo Adrian juega en la playa cuando aparenta tener unos 6 a 8 años. Está excavando en busca de una “pulga de arena” pero no la encuentra. El padre lo filma, y participa como testigo y con algún diálogo. Cuando el hijo le pide que siga él excavando, prefiere quedarse filmando: ¡la vida como espectáculo más que como acción! Dicho esto sin ningún juicio de valor. Otro ejemplo, casi sobre el final: se encuentra con su antigua amiga Maud, en Francia, y mantienen un diálogo esencial sobre sus presentes y el pasado común, hasta que en un momento ella le pide que apague la cámara. ¡Este gesto, nos hace conciente que la filmadora participa (es decir, nosotros participamos), de un momento íntimo que solo les incumbe a dos personas! ¡Pedirle que apague la cámara es pedirnos a nosotros que, al menos por un momento, los dejemos solos! ¡No se está filmando una representación de la vida, sino la vida misma, y la interferencia de la cámara, es un elemento perturbador, tanto para los que están adelante como detrás, o sea nosotros, los espectadores! Respecto al primer eje que mencinaba al principio, la mayoría de las críticas se han encargado de enfatizar la reflexión de McElwee sobre el paso del tiempo, y su relación con la memoria. Esto es muy importante, pero creo que hay al menos otras dos aristas que se destacan: la conflictiva relación con su hijo adolescente de 20 años, a quién de paso dedica la película, y su reencuentro con la ex amiga y la esposa de su ex patrón, 30 años después de haber dejado Francia, donde las conoció. El vínculo con su hijo es el conflicto típico de un padre desconcertado e irritado por lo que considera una conducta irracional del adolescente, y la falta de proyectos definidos a largo plazo. McElwee piensa en voz alta y aprovecha los archivos de imágenes sobre su hijo en distintos momentos de la infancia, para mostrar los contrastes, no solo físicos sino emotivos y racionales en las distintas etapas de su crecimiento. La añoranza del padre por los tiempos pasados, cuando el hijo pequeño es pura docilidad, se ilustran con filmaciones evocativas. Son imágenes del pasado, reinterpretadas desde el presente.
Aquí la película completa con los sub en español: