Nuovomondo. Emanuele Crialese. Italia. 2006
El tema de la inmigración italiana a EEUU, debe haber sido tratado por infinidad de películas. ¿Qué aporta de original Emanuele Crialese para que valga la pena ver otro filme sobre el mismo asunto? Creemos que sus aciertos temáticos y formales son muchos, y ello justifica su visionado.
En primer lugar destaquemos el tono. A pesar de la situación de extrema pobreza que se muestra en la película, ambientada en Sicilia en su primera parte, el relato tiene un estilo reposado, más cerca de la comedia que del drama. Sus personajes, que pasan hambre, frío, y viven en hogares precarios, van por la vida llenos de esperanzas. El principal sueño es emigrar a EEUU, país que idealizan e imaginan desbordantes de riquezas al alcance de la mano. Son ingenuos pero obstinados. Jugando con esta fantasía, el director hace desfilar imágenes oníricas, de gigantescas cebollas y zanahorias y ríos de leche donde los protagonistas se bañan. Se bañan vestidos, más como una búsqueda de bendición que por higiene. La escena final, de una belleza extraordinaria, basada en estas ensoñaciones, comienza con una toma en picado, y luego la cámara va alejándose lentamente generando un extraño efecto (ver tercer video).
En segundo lugar destaquemos los momentos.
Crialese retrata tres períodos claves. En cada uno hay varias secuencias prodigiosas para destacar. Uno de esos momentos retrata las circunstancias antes de la partida, desde que se toma la decisión hasta que se sube al barco. Una de las escenas más bellas y significativas es el ascenso a un monte donde existe un santuario. Allí los promesantes intentan encontrar una señal de Dios para combatir la incertidumbre respecto a si emigrar o quedarse (ver primer video).
La travesía por el océano, con la convivencia entre los pasajeros, se trabaja en planos cerrados, acordes con el clima asfixiante que se vive en el barco, en especial por el hacinamiento. La coexistencia va forjando en los inmigrantes un estado de ánimo más confiado, cuando se van presentando y conociéndose y quizás descubriendo que tiene historias similares que los hermanan. Estas secuencias del viaje son una decisión de puesta en escena sumamente original, y no se suele prestarles la debida atención cuando se relatan historias de inmigrantes. La mejor escena de esta parte es el ingreso al barco, mediante una toma en picado absolutamente vertical, como si el barco fuera a engullir a sus pasajeros, que ingresan con miedo a un artefacto al que nunca subieron antes (ver segundo video).
Por último, los momentos del arribo y la incertidumbre de la recepción. En una isla, que funciona como antesala de los EEUU, los inmigrantes viven en un hotel mientras son revisados físicamente y evaluados mentalmente, para determinar si pueden ser aptos para ingresar al país. En esta estadía en la isla, están las secuencias políticas más explícitas. Las discusiones y las peleas entre inmigrantes y funcionarios, médicos y enfermeros, dan lugar a diálogos filosos, y van creando un clima de descontento entre los recién llegados. Un tiempo prolongado, en forma meticulosa, el director se dedica a mostrar la forma en que se arman matrimonios por conveniencia, como otra estrategia de supervivencia en el nuevo mundo.
Y donde muchos filmes dedicados a la inmigración, comienzan, en las puertas del nuevo mundo, Crialese concluye su historia, con un final abierto, en la penúltima secuencia, que refleja muy bien, en una sola escena, todo lo bueno y lo malo de estas duras experiencias.
La fotografía de toda la película es extraordinaria y refleja el gran trabajo de una de las mejores fotógrafas de Europa: Agnès Godard.