Calle López

Calle López, de Gerardo Barroso y Lisa Tillinger, México, 2013

calle-lopezSi el cine no retrata a menudo el mundo del trabajo, este documental viene a subsanar dicha falencia. Pocas veces hemos visto tanta coherencia para retratar un micro mundo laboral, en este caso compuesto por los trabajadores de la calle López del Distrito Federal de México. Apelando al blanco y negro, medio que permite al realizador y al espectador poner cierta distancia del objeto observado y apreciarlo con mayor atención, vamos conociendo a los ejecutores de variados oficios que tienen por denominador común el compartir un espacio pero también un duro sistema de trabajo. Parte importante de ellos desempeñan su labor al aire libre, sometidos a los rigores del clima, a la polución del aire y a los ruidos.

Su director no habla con los personajes ni los hace hablar. Basta el mudo testimonio de la cámara, que los va siguiendo en sus acciones, y graba los movimientos de las manos y piernas (la toma en la tintorería donde se captura en un primer plano las piernas del operario, reflejando el manejo de los pedales de la máquina para planchar, es un gran testimonio de la alienación del trabajo).

Uno de los mayores aciertos del filme es el retrato de la niña que ayuda a sus padres en el quiosco callejero de golosinas. Su inocencia y simpatía no logra tapar el hecho desgarrador de una niña de corta edad trabajando, en lugar de estar en el jardín de infantes. La imagen de la niña pone en evidencia otro detalle: mientras ella mira casi en forma permanente a  la cámara, y hasta le dedica unas palabras, los adultos que aparecen en el filme se comportan como verdaderos actores, y por lo tanto pierden parte de su espontaneidad, desempeñando sus faenas como si la cámara no existiera.

El hecho de que estamos frente a una rutina que día a día deben ejecutar todos los trabajadores, queda muy bien simbolizada por el trabajo del barrendero. El retrato de su labor, iniciada a la madruga,  inaugura el filme, y la nueva salida, al siguiente, lo cierra. Un ciclo se ha completado, y una gran película se ha acabado.

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