La vida de Adèle

La vida de Adela. La vie d’Adèle. Abdellatif Kechiche. Francia-Bélgica-España. 2013.

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Lo bueno

Ninguno de los logros de la película sería posible si no se hubiera acertado en el registro adecuado de cada escena. El predominio de primeros planos y planos detalle, nos hace descubrir hasta cada poro del rostro de Adèle y de Emma. Resulta el medio adecuado para crear ese clima de intimidad que trasunta todo el filme. Hay también un uso intensivo en los diálogos, del plano y contraplano, con tomas muy cerradas, donde la capacidad expresiva del rostro de ambas actrices se puede seguir al detalle. Los diálogos en si mismo son maravillosos.

La empatía que consigue Adèle de parte del público surge de su sensibilidad,  sinceridad, entrega e intenso  afecto que pone en evidencia en su relación con Emma. Como dice Diego Lerer en su blog: “La desconocida actriz Adèle Exarchopoulos se transforma en una amiga/hermana/familiar del espectador apenas la vemos comer, reírse, hablar y mucho más cuando se emociona, ama y se enoja. Verla crecer en la pantalla es, literalmente, ver a una estrella nacer ante nuestros ojos.”

Un aporte importante de la seducción sobre el público, viene dado por el clima distendido y amable de la inmensa mayoría de las escenas. El guión está estructurado de tal forma que Adèle es siempre una criatura entrañable, casi sin defectos y con una gama tan amplia de virtudes afectivas e intelectuales, que no hay público que no sucumba a su encanto. Pensemos que en una película de 3 horas, casi el 100% de los planos la tiene a Adèle en escena, y sin embargo su presencia no cansa al espectador. En parte porque la variedad de situaciones en que participa hace entretenido seguirla, pero también porque su personalidad, puesta de manifiesto en lo que dice o hace, es muy seductora. Es un ser en parte misterioso (se lo dice la compañera con la que tendrá el primer contacto lésbico, mientras charlan en la escalera) y esto que es meritorio para cualquier personaje de cine, potencia aún más la empatía del público. Incluso la escena de la ruptura, que contrasta bastante con lo que venía siendo el tono del filme hasta ese momento, donde los conflictos parecían resolverse mediante charlas amables, es un recurso muy útil, para lo que viene luego: el llanto desconsolado de Adèle hasta lo indecible, de noche, en plena calle, sola… ¿Quién no querría saltar a la pantalla para abrazarla?

Las diferencias de proyectos de vida, creo que son la base del conflicto. Las dos chicas tiene intereses culturales, pero los manifiestan en campos distintos. Emma estudia Bellas Artes y le interesa la filosofía. Adèle, está más compenetrada en la literatura y maneja muy bien el inglés que Emma reconoce como un punto débil. Parecen complementarse. Pero, Emma se muestra ambiciosa y quiere hacer carrera como pintora. Adèle, que según Emma escribe muy bien, no le interesa desarrollar esta faceta de su vida. Es mucha más modesta en sus aspiraciones. Está feliz con su trabajo de maestra y su vida con Emma. En el dialogo que mantiene en la cama, cuando ya viven juntas, después de la fiesta con los amigos de Emma, surge una discusión que muestra las diferencias.

Lo malo

Pensemos por un momento que el título del filme habla de “la vida de Adèle”. De toda su vida, no solo la amorosa. Es más, el subtítulo dice: “Capítulos 1 y 2″, sugiriendo que puede continuar, más allá de la relación de Adèle con Emma. Los títulos nunca son inocentes, y si el director se decidió a bautizar con este nombre a su obra, debemos tomarlo como un dato importante.

Me sorprende que el 100% de las críticas, sean a favor o en contra, se dediquen solo a polemizar sobre la naturaleza del vínculo amoroso y descuiden el análisis de otros aspectos muy importantes del filme, que son muchos menos emocionantes, pero que deben ser evaluados si vamos a formarnos un juicio completo de los aciertos y errores de esta película.

¿Cual es la mirada que posa Kechiche sobre las instituciones que retrata?

Las familias muestran a padres e hijos sin peleas ni incomprensiones. Ninguna de las dos protagonistas tiene hermanos, lo que reduce las chances de que por ese lado aparezca algún problema.

La política se muestra tibiamente por medio de una manifestación que parece más un corso de carnaval que el reclamo por mejor educación. ¿Y la policía, y la represión, y las sanciones? ¡Que distinta la manera de retratar las luchas estudiantiles de Kechiche con la de Assayas, por ejemplo, en “Después de mayo”! Los dos directores franceses, de edades parecidas, divergen radicalmente también en la presentación del tiempo histórico. La de Kechiche no se sabe en que época transcurre, y por lo tanto contra quienes se enfrentan los manifestantes. En “Después de mayo” ya desde el título nos ubica en el periodo del filme.

La educación, es otra institución retratada con una falta de rigor crítico sorprendente y que ningún analista ha remarcado. Muchas escenas se desarrollan en el ámbito de la escuela. Kechiche repite en esta película un interés que ya demostraba por el tema en su anterior “Juegos de amor esquivo”. Un grupo de estudiantes secundarios que conviven en un clima por demás armonioso entre ellos y lo que resulta más inverosímil, con sus profesores. La concentración e interés que muestran Adèle y sus compañeros en las clases, hace que parezcan habitantes de otro mundo. En “Juegos de amor esquivo” el comportamiento de los alumnos es similar, y hasta más irreal, porque se trataba de una escuela marginal. En ambas películas hay una mirada autoritaria de la acción educativa, donde el monopolio del saber está en los docentes, y los alumnos participan solo a requerimiento de éstos ¿no tienen ninguna idea propia para esbozar? ¿están de acuerdo con todo lo que dicen los profesores? Adèle, que se declara una lectora voraz, a la que no le gustan que le expliquen demasiado las obras, ¿por qué no cuestiona esto en clase o da su punto de vista de lo que leen sin que se lo pida el docente? La violencia, el racismo, el bullying o las drogas, por poner algunos ejemplos de los problemas más comunes en casi todo el mundo, están ausentes en las dos películas de Kechiche.

La monogamia es la base de la pareja y no se la cuestiona, y el conflicto central se desata a partir de la “violación” de Adèle de este pacto “sagrado” que impone el patriarcado. Basar el eje de la ruptura en la infidelidad, es absurdo para una historia de amor ambientada en Francia. Una mirada muy conservadora para alguien que como Emma cita a Sartre, a quién no solo conoce, sino que dice que inspiró una parte importante de su vida.

El mundo del trabajo tampoco ha sido considerado en ninguna crítica como una actividad que se deba analizar. En la película, la labor docente es fabulosa, no hay salarios bajos, ni peleas con la dirección, ni desempleo, ni luchas gremiales, ni conflictos con los compañeros, ni dificultades para conseguir empleo (en un continente donde el desempleo juvenil llega en varios países hasta el 50%). La auto explotación se presenta como una virtud moral. Adèle trabaja todo el año, y en el verano, en el momento de sus vacaciones… también trabaja, claro que con chicos con problemas, lo que santifica su decisión. Kechiche muestra el trabajo como docente de Adèle como un “sacerdocio”, donde toda su preocupación se limita a hacer bien su tarea, con lo que resulta una mirada profundamente reaccionaria. Se dice que la concepción política de los directores se define en la forma. Haber recurrido a una elipsis con el tema de la búsqueda de empleo, es un desproposito mayúsculo, ¡siendo uno de los problemas más acuciantes para todo adolescente en cualquier lugar del mundo! El director destina 13 minutos a mostrar como las chicas cogen, pero ni un minuto para ver como se la rebusca Adèle para encontrar su trabajo. Cuando se conoce con los padres de Emma les cuenta (nos cuenta) que quiere ser maestra. Luego, cuando el tema laboral vuelve a escena, Adèle ya está trabajando en el puesto que deseaba. ¿Está el director interesado en lidiar con una historia real o en contarnos un cuento de hadas para adultos, donde los deseos se hacen realidad sin más?.

7 comentarios en “La vida de Adèle

  1. Después de haberle “pegado” tanto a la película, me vino a la mente, vaya a saber porque mecanismos evocativos que tiene la memoria, la película que dirigiera Richard Brooks en 1977, “Looking for Mr. Goodbar”. ¿Qué relación encuentro entre esta película y “La vida de Adele”? Hay una superficial: ambas protagonistas son maestras, y tienen una vida sexual intensa. La gran diferencia es que mientras el personaje de Diane Keaton, se muestra como una mezcla de ezquizofrénica y ninfómana, la Adele de Kechiche, es una piba común y corriente, que puede disfrutar de su sexualidad, sin escindir su personalidad, aunque sin el coraje necesario para “salir del closet”. Una a favor de Kechiche.

  2. Una nota del diario “Página 12″ leída el domingo 16/02/2014 viene en mi ayuda para insistir en la contradicción del personaje de Emma. Entre su admiración por las ideas de Sartre y su defensa de la monogamia. El párrafo relevante dice así:

    “También Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sarte pueden inscribirse como los padres fundadores del poliamor: vivieron abiertamente opciones a la monogamia por convicción filosófica. Los existencialistas, como buenos ateos, no se casaron, no vivieron juntos ni tuvieron hijxs (ella sí adoptó una niña), y siempre se trataron de “usted”, como notable muestra de respeto y amistad. Mantuvieron su relación prioritaria y las demás orbitaron como amoríos secundarios (y éste es el punto que los distancia de las versiones actuales). Aún con certeza y lucidez, en las novelas autobiográficas y cartas de Simone abundan litigios internos que se dirimen entre una vivencia que duele y una afirmación ético-política que la respalda; ella abrazó las contradicciones que la sinceridad poliamorosa recoge.”

    Extraído de la nota “Sacándole jugo al amor” de Magdalena De Santo, publicada en el suplemento SOY del mencionado diario.
    Digamos además que el poliamor, según la nota, es una opción muy defendida por numerosos grupos de lesbianas, entre los cuales, no parecen encontrase las protagonistas de la película de Kechiche.

  3. Sinceramente, para que se hagan películas lésbicas como ésta prefiero que no se haga ninguna… porque mucho decir que visibilizan y normalizan pero parece que nadie ve que en realidad estamos en lo de siempre: las relaciones entre mujeres se convierten en objetos de morbo masculino y en escenitas degradantes de tetas y coños antes que en cualquier otra cosa, y eso es más un retroceso que un avance.
    Soy lesbiana y estoy muy harta de escuchar tantas alabanzas absurdas a esta película que no es más que el desahogo pornográfico de las obsesiones de un director déspota. Fui a verla ilusionadísima porque el cómic me había encantado y tenía las esperanzas de encontrarme con algo igual de bueno o quizá mejor, pero no puedo expresar mi sorpresa al encontrarme tamaña basura… Quince minutos de porno lésbico completamente gratuito e injustificado que ensucian el resto del metraje y actúan a modo de llamada de atención desesperada (así como llamada a la recaudación, a la audiencia y a la crítica masculina) para disculpar tres horas insustanciales, desaprovechadas y vacías, con lo que podía haber dado de sí una temática inicial tan fantástica. El director sólo se preocupó de rodar tijeras y cunnilingus, no hay rastro de la profundidad de la novela gráfica, de su estética cautivante, de su buen gusto, de su sensibilidad, de su despliegue en cuanto a temas y motivos… sólo sexo explícito, poses ridículas y morbo facilón para arrastrar a la gente a verla y convertirla en vouyers.
    Sin esas largas escenas de sexo la película habría ganado en dignidad y fuerza, precisamente es contraproducente a su causa este excesivo regodeo. En lugar de estas escenas (o de gran parte de ellas) se podría haber aprovechado metraje e incluir, por ejemplo, una escena de ataque homófobo de los que están tan tristemente vigentes en Francia u otros países europeos, eso sí contribuiría a una mayor sensibilización del público y no una escena como la de las tijeras con la que la película cae en el ridículo, se descalifica a sí misma y le da la razón a quienes afirman que es pornografía mostrada sólo con el propósito de excitar. ¿Cuál es la intención si no de regodearse de tal manera? ¿Si no vemos ocho orgasmos no entendemos la pasión entre ambas protagonistas? ¿O la “necesidad” de meter estos quince minutos de sexo salvaje era porque si no nadie aguantaría tres horas soporíferas viendo a una actriz con cara de empanada?
    Me pregunto cómo es posible que nadie (o muy pocos) vean lo que es en realidad esta película: una fantasía pornográfica de un director heterosexual, basándose en un juicio apriorístico de cómo follan dos lesbianas que no es más que su propio deseo puesto en imágenes (y además tiránicamente, en plan “vosotras tocaos hasta la extenuación que yo filmo mientras babeo). De haber sido dos hombres los protagonistas (o un hombre y una mujer), el director jamás se habría recreado así en una escena sexual entre ellos y la película no habría sido tan brillante para los críticos. Si la pareja hubiera sido heterosexual y si el sexo, aunque realista, hubiera sido tratado de manera más sutil, de esta película ni se habla. Y mucho menos se la premia. Pero claro, a los críticos heterosexuales les ha gustado mucho y por eso ganó Cannes…
    Por eso, lo que me escama de todo esto (aparte de que me es imposible simpatizar con un señor que ha hecho que sus actrices se sientan poco menos que abusadas…) es que el director ha reducido una historia compleja sobre el amor, la amistad, la intimidad… en una larguísima escena de sexo hecha desde el punto de vista de un observador masculino y heterosexual (qué sorpresa) que reduce a las lesbianas y a las mujeres en general en objetos hipersexualizados cuyas prácticas sexuales son y deben ser aquellas que despiertan los deseos de este público en particular. Como siempre, se reduce a las mujeres (lesbianas o no) a lo mismo. Objetos. Objetos con los que vender, comerciar, excitar… objetos masturbatorios y poco más.
    Esta película no hace ningún favor a la causa homosexual, más bien todo lo contrario.

    1. Si me extiendo tanto y me expreso con tanta vehemencia es porque quiero que mi punto de vista (que es el de muchas lesbianas también) ayude a entender por qué tanta indignación justificada con esta película, por eso insisto en dar explicaciones de lo que considero que es un enfado lógico (el que también siente la propia autora del cómic) y no una pura histeria “porque sí”.
      Recomiendo encarecidamente la elctura del cómic original para que cualquiera compruebe la diferencia por si mismo en todo cuanto afirmo: claro que hay sexo, de hecho nadie niega la necesidad de que lo haya, pero está tratado de una manera completamente diferente: con buen gusto, sensibilidad y respeto. Son escenas estéticas y realistas, no tan facilonas, exageradas y burdas como en la película, donde la mirada masculina y casi onanista se delata por sí sola. La autora, Julie Maroh, también expresó su indignación al respecto. Conste, insisto, que en ningún momento se discute sobre no mostrar sexo en la película, de hecho es necesario y está justificado que se muestre, pero no ASÍ. El problema no es con el sexo explícito siempre que esté justificado y bien presentado. El problema es cuando se ha decidido mostrar una escena sexual larguísima con el único propósito de crear morbo gratuito y polémica para después querer tomar al espectador por tonto, hacerse el ingenuo y pretender venderlo como “arte”. Eso es lo indignante. Más que una relación sincera y realista entre dos mujeres parece una fantasía pornográfica bastante tópica (e incluso ridícula por determinadas posturas) de un hombre heterosexual.
      Tened por seguro que si Kechiche hubiera dirigido “Brokeback Mountain” o una historia de amor con dos hombres como protagonistas, ni de coña se habría recreado tanto. Es por este cúmulo de circunstancias por el que las lesbianas nos sentimos tan ofendidas: se nos reduce siempre a lo mismo, al mismo papel de objetos destinados a dar placer o morbo a la audiencia… Es curioso que las mayores alabanzas procedan, justamente, de hombres heterosexuales; las mujeres, heteros o lesbianas, la ponen bastante peor y son mucho más críticas. Será quizá porque la cosificación sexual de la mujer es algo tan enquistado en nuestra sociedad, en todos los ámbitos, lo tenemos tan admitido, que ni se permite darle la vuelta cuando alguien lo cuestiona (y entonces, de hacerlo, se nos tacha de histéricas, mojigatas o estrechas de mente, como si confundiéramos “abiertos de mente” con “necesidad de mostrar sexo explícito”) y, como siempre, se visibiliza a las lesbianas sólo para la consecución del placer masculino; se las muestra como objetos sexuales en la pantalla con la hipócrita excusa de que es necesario ver esas escenas pornográficas para entender la vida de la protagonista. Y así, la vida de Adèle se queda reducida a “La vida sexual de Adèle”. Una película fácil, vulgar, pornográfica, con todo lo que podía haber dado de sí (no se dedica apenas atención a la lucha interior de la protagonista, a los conflictos con sus padres y amigas ni la solución a los mismos, no se incide en la necesidad de una mayor visibilización y normalización, etc.)… Es verdaderamente una lástima.

  4. Esta no es más que una película plagada de tópicos facilones sobre homosexualidad con un guión naïf e inocentón en exceso que camufla sus carencias bajo toneladas de sexo explícito innecesario y planos de “visión masculina” absolutamente injustificados y que te recuerdan desde las primeras escenas que esta película de lesbianas “huele a polla” por los cuatro costados (lo que viene a decir que se nota a legua que está dirigida por un hombre). No me extraña nada que las actrices esté tan furiosas con el director; el montaje final de esas escenas de sexo roza el ridículo.
    Me acuerdo de Fucking Amal, de Lukas Moodyson, que con una película inocente sobre lesbianas, y que dura la mitad de tiempo, logra transmitir bastante más de lo que logra Adele en tres larguísimas horas.

  5. Esta es la película más machista que he visto en mi vida… Además de ser un bodrio de película, aburridísima, interminable, deshilvanada y absurda, tiene la desfachatez de frivolizar hasta extremos increíbles con las relaciones homosexuales entre mujeres. No se la recomiendo a nadie, toda ella me parece una predecible y tópica fantasía masculina.
    Sobre ella se ha discutido mucho sobre que si no es pornográfica, que si las escenas sexuales son gratuitas o no, que la historia original fue escrita por una mujer lesbiana y un hombre heterosexual se ha encargado de degradarla (cosa en la que estoy de acuerdo), que si en realidad está mostrando la realidad de cualquier relación, no sólo homosexual, blablablá. Pues que nadie se lleve a engaño, puesto que como suele decirse, “la respuesta más obvia es siempre la correcta”: la película puede parecer pornográfica y tener escenas gratuitamente morbosas, pero ES realmente una película pornográfica y gratuitamente morbosa.

  6. ¿Por qué tantas lesbianas estamos en contra de esta película? Aquí enumeramos las razones:
    – Fomenta tópicos machistas y morbo gratuito.
    – Vulgariza impunemente la maravillosa obra original, #Elazuleselcolormascalido, de #JulieMaroh, y la sexualiza convirtiéndola en basura.
    – Reduce la imagen de las lesbianas a mera pornografía para hombres y la relación entre ellas a una frívola fantasía machista.
    – Cosifica y explota a las actrices, #LeaSeydoux y #AdeleExarchopoulos, para hacer de ellas simples objetos masturbatorios.
    – Ningunea todos los temas profundos del cómic original, así como su buen gusto y sensibilidad, sacrificando su importancia para centrarse únicamente en la explicitud de unas larguísimas escenas sexuales totalmente innecesarias para la trama.
    – Intenta convencer al espectador de que estas escenas son imprescindibles para entender la vida de la protagonista, y en cambio no se regodea ni la décima parte con las escenas de cama heterosexuales (también supuestamente importantes para entender la vida de la protagonista y su evolución).
    – Convierte la visibilización y normalización lésbica en puro morbo para voyeurs y pajilleros.
    – #AbdelatifKechiche demuestra una total falta de respeto hacia la idea original concebida por la autora.
    – Es una película mediocre premiada y alabada injustamente sólo por su reclamo sexual, sin el cual la historia no destaca por nada y habría pasado completamente desapercibida.
    – Es ofensiva para las lesbianas, utilizadas una vez más para lo mismo de siempre: la consecución del placer masculino.
    – Toma por idiota al espectador queriendo venderle una supuesta gran historia de amor que no es más que vulgar pornografía.
    – Desaprovecha un fantástico material original y lo que podía haber sido una valiosa y memorable obra de referencia queda reducida al reclamo fácil y comercial.
    – Todo lo anterior se corrobora también con las eróticas fotos promocionales y la sexualizada campaña de publicidad.

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