El lugar más pequeño, de Tatiana Huezo, México, 2011
(Proyectado el 29/04/11 en el Seminario “EL Ojo Soberano”, en la ciudad de Córdoba, Argentina, por Roger Koza)
La tarea de hacer un buen documental político tiene el desafío de evitar al menos dos de los pecados más comunes de este género: el panfleto y la bajada de línea.
La película “El lugar más pequeño”, de Tatiana Huezo, aunque se mete con un tema -el de la lucha guerrillera del grupo insurgente salvadoreño, Farabundo Martí de Liberación Nacional- que se prestaría con facilidad para cometer dichas faltas, no lo hace, y es uno de los méritos del filme.
Este acierto, tiene que ver con la forma en que la directora articula sonido e imagen. Escuchamos el discurso de los habitantes del pueblo sobre la guerra pasada, y las imágenes que se muestran de su devenir actual, caracterizado por el trabajo y las relaciones familiares amistosas. Nunca el relato del pasado de los protagonistas se hace hablando directo a la cámara o a un interlocutor que ubicado fuera de campo sea un punto de referencia visual para el entrevistado. Al contrario, el desacople entre discurso e imágenes, dota a las palabras de una fuerza emotiva mayor, no solo por la expresividad del relato de los que hablan, sino porque parecen pensamientos enunciados en soledad, como exorcizando las pesadillas vividas, sin la presión de un entrevistador. En cambio, cuando los protagonistas hablan en tiempo presente, sus palabras se escuchan en el momento que son pronunciadas, dotando al discurso de plena serenidad.
Las imágenes del entorno natural, donde esta gente desarrolla su vida, y donde años atrás, encontraba la muerte, son de una gran belleza. Las plantas y los animales cumplen con sus ciclos vitales en un entorno que los favorece y hacen el contrapunto adecuado a la evocación de la desolación, el sufrimiento y la muerte que realizan los humanos. De todas formas, la película cae en lugares algo trillados: el nacimiento de un pollito o de un ternero ante la cámara, son secuencias que bordean la cursilería y se constituyen en una metáfora demasiado elemental del triunfo de la vida sobre la muerte.
Creo, a pesar de todo, que se logra el objetivo que se enuncia al comienzo del filme: rendir un homenaje (a los vivos y a los muertos) que padecieron el espanto de la guerra en un pasado reciente.
Link IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1825758/