Bestiaire, Denis Côté, Canadá, 2011
Lo sabemos: filmar a los animales es siempre problemático. ¿Cómo retratar a esos seres enigmáticos para nosotros? ¿Cómo dar cuenta de la incomunicación entre nuestra especie y las otras? ¿Qué retratamos cuando filmamos a los animales?
Conocemos también que la solución más fácil pero también la más falsa, es hacerlo al estilo de los canales Animal Planet o National Geographic, y esto es, volverlos parecidos al hombre, no por su aspecto, sino por sus conductas, que muchas veces se tratan de explicar por supuestas semejanzas a las acciones humanas.
Creo que Denis Côté, da buena cuenta de las dificultades planteadas al comienzo. Su retrato de los animales en un zoológico de las afueras de Quebec, es un testimonio de una imposibilidad: tratar de desentrañar algo parecido a la esencia de esos seres, en el fondo siempre misteriosos para nosotros. Para destacar esa dificultad, y para evitar una fácil empatía de los espectadores con los personajes (en este caso seres de otras especies, incorporados al filme), abundan las escenas con los retratos fragmentados de los animales. Por aquí solo aparecen unos cuernos, que además quedan descentrados en el plano, o por allí una mirada enigmática a la cámara de una especie de buey, vaya a saber con que pensamientos surcando su mente.
El retrato de los taxidermistas, es un refuerzo de la idea de la imposibilidad del conocimiento del otro. En especial, la secuencia en que se ve como se “fabrica” un pato que solo tiene del original, el cuero y las plumas, y que ha perdido el resto del cuerpo, que ha sido reemplazado por objetos sintéticos fabricados por el hombre.
Pero Denis Côté, también retrata a los humanos, y en esas escenas, su registro es algo más convencional cuando se trata de filmar a los visitantes, y más original cuando aparecen los rostros de los cuidadores. El director nos los entrevista, solo tenemos el registros de sus actos. ¿Cómo se irá conformando la mente y la sensibilidad de seres humanos, obligados por su trabajo, a convivir varias horas al día con ejemplares de otras especies? ¿Qué se preguntarán? ¿Cuáles serán sus preocupaciones humanas respecto a los seres que deben cuidar y alimentar? ¿Qué sentimientos se van desarrollando, ante la imposibilidad del uso del lenguaje, más allá de unas pocas palabras?
Estos y otros interrogantes, son estimulados por el filme de Denis Côté, y esa capacidad para generar preguntas es lo que justifica la creación de esta película.